Matera, Irene de la Torre
Matera es una ciudad laberíntica. Matera es una ciudad del sur de Italia, que, si tu mirada
encuadra ciertas rocas y cuevas, es capaz de parar el tiempo. Matera es una ciudad que paró mi
tiempo una semana, la primera de septiembre, en un continuo de risas, conversaciones, clases,
paseos y paisajes. Pero Matera es también la ciudad que me regaló la mención de honor del
premio Energheia España 2023 por mi relato Hubo un castillo. Y Matera es también la ciudad
que, quizá, me bautizara como escritora.
La amabilidad y cordialidad de la organización, un aire que se respira entre las calles
empedradas de la ciudad. Una ciudad que te regala unas vistas sorprendentes allá donde vayas,
una ciudad que se llenó de letras y literatura aquella semana. Una ciudad que es un personaje
más de la trama. Una ciudad que parece haber sido consciente de nuestras mentes creativas, que
nos ha dado la oportunidad de beberla y engullirla, para darnos cuenta de que allí podría pasar
cualquier cosa, podría ser el escenario de cualquier relato literario, podría ser una quimera, un
espacio sin tiempo, donde este se detiene de alguna forma, para dejarnos respirar, para parar y
reflexionar, sobre nuestra escritura, sobre nosotras mismas.
Los relatos de los compañeros finalistas de España y ganadores de otros países fueron
fuentes de inspiración para mí. El hecho de estar rodeada de mentes curiosas, con una
inclinación hacia la literatura, de compartir lecturas, autores, leernos entre nosotros, fue como
beber de una fuente fresca y nítida a diario, cada minuto, sin llegar a saciarme nunca. La fuente
de la literatura, la fuente de la sabiduría, el compañerismo, la intelectualidad y la creatividad sin
pretensiones, fue quizá lo que más me lleve de aquella semana.
Un regalo que no se puede comparar con nada más. Un regalo que me llevaré siempre,
allá donde vaya. Una experiencia que repetiría a diario. Cada día sueño con levantarme el
domingo en el que me dirigí al aeropuerto, con una maleta cargada de energía, ganas, libros,
literatura y, sobre todo, un reloj parado. Y empezar mi vida más tarde, a la vuelta. El resto
siempre puede esperar.