En Matera se celebra la literatura y la multiculturalidad. Sandrine Ortega_Madrid
Matera es una ciudad especial por razones obvias: ha sido escenario de películas icónicas de la historia del cine tales como “El evangelio según San Mateo” de Pasolini, sus Sassi han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993 y la ciudad Capital Europea de la Cultura en 2019, y su centro histórico ha visto pasear en los últimos años a millones de turistas.
Pero es especial también por razones no tan obvias: en sus calles se da forma a pequeños gallos de tufo, se cocinan taralli y orecchiette, se secan peperoni cruschi. No resulta tan obvio tampoco que Matera es una ciudad recuperada a manos de sus habitantes, a manos de locales como Felice Lisanti, director de la Asociación Cultural Energheia, quien cada año prepara una yincana cultural llamada Premio Energheia donde se celebra la literatura, la lengua y la multiculturalidad.
Donde cada año jóvenes y no tan jóvenes tienen la oportunidad de juntarse para discutir ideas, para contarse historias y para ser considerados escritores durante unos días o, quién sabe, quizá durante una vida. Matera es la ciudad que me ha llamado escritora por primera vez y por eso, a pesar de que resulte una obviedad, siempre será especial para mí.